Entonces yo les comento
que vos derrochas dulzura,
y ese rasgo en tu hermosura
produce una envidia sana.
Menos mal que no les cuento
lo que hacemos en la cama.
Me enloquece tu mirada,
me atropello con tus labios
y entre salivas resbala
el mensaje de los sabios.
Tus ojos entrecerrados
parecen mirar lo eterno.
Rodando desaforados
burlamos noches de invierno.
En este juego convexo
tu espalda eclipsa mi ombligo.
Tu sexo para mi sexo
el más milagroso abrigo.
Tu espalda contra mi pecho,
tus pechos en el espejo
que refleja desde el techo
pecaminosos reflejos
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